ARQUITECTURA SIN CONTACTO
Quizás la utilización de la voz, o del iris, o el propio teléfono móvil, pasarán a ser un requisito indispensable para movernos en cada espacio sin tocar los objetos que pudiesen estar contagiados.
Productos sin contacto como:
Puertas automáticas
Inodoros de descarga automática
Grifos, llaves, dispensadores automatizados
Iluminación activada por movimiento
Ventilación cruzada
Buena iluminación
Control con teléfonos inteligentes
Aplicaciones de teléfonos inteligentes para controlar la iluminación, la temperatura, y la seguridad, entre otros aspectos. Al eliminar las interacciones con interruptores de luz y termostatos, y al ser accesible a través de dispositivos privados, esta tecnología permite a los usuarios cambiar su entorno o acceder a los datos sin ningún contacto externo. Además, debido a su flexibilidad de uso, posiblemente pueda aplicarse en casi cualquier entorno, desde residencias hasta edificios de oficinas, incluyendo espacios comerciales y de educación.[1]
La consecuencia inmediata implica que arquitectos y diseñadores de interiores tengan que reinventarse para concebir nuevas estructuras que se adapten eficazmente a estas situaciones: desde las viviendas unifamiliares y bloques de pisos, hasta edificios de oficinas.
La introducción de la Inteligencia Artificial y el IoT (internet de las cosas por sus siglas en inglés) marcaban la tendencia en el diseño de los edificios más vanguardistas. A partir de ahora, la incorporación de la tecnología pasa de ser un complemento opcional a una necesidad básica en la concepción de las construcciones. La demanda irá dirigida al diseño de espacios de trabajo que limiten el contacto ente los individuos para disminuir así el riesgo de propagación y contagio de enfermedades. En este sentido, habrá un auge en el empleo de materiales de construcción fácilmente limpiables o en los que los virus sólo permanezcan durante un corto espacio de tiempo, como puede ser el uso de pinturas con dióxido de titanio o metales como el cobre.
Mark Fenwick, socio fundador de Fenwick Iribarren, en su reflexión ‘Architecture for a Post Viral Era’, explica que garantizar un mínimo de distancia que facilite la sensación de zona de confort va a ser una de las principales premisas a tener en cuenta. Este desafío para el diseño de los edificios de oficinas comenzará por las zonas comunes. Por ejemplo, los ya habituales controles de seguridad en los puntos de acceso tendrán que incluir determinados protocolos de higiene que podrán incluir desde la desinfección de la ropa y el calzado hasta la toma de la temperatura.
Una vez dentro del edificio, el siguiente punto a evaluar serán los ascensores, que desempeñan un papel fundamental en construcciones de gran altura como los rascacielos. El reto pasará por garantizar la distancia social entre sus usuarios, para lo que será necesario la implantación de un límite de personas que pueden entrar al mismo tiempo. De nuevo, la tecnología resulta determinante ya que el control por voz sustituirá a la necesidad de pulsar el botón del piso al que se desea ir. En lavabos e incluso comedores, serán habituales los dispensadores de jabón y agua que funcionen por un sistema de infrarrojos, evitando el contacto directo de los distintos empleados con los mismos pulsadores, grifos o picaportes. De esta manera, la tecnología contactless adquiere una importancia vital en su función como cortafuegos para evitar la propagación de posibles virus.
Las oficinas del futuro
Esta nueva realidad conllevará algunas modificaciones surgidas en esta última época, caracterizada por los open spaces y hot seats, espacios abiertos y ausencia de puestos fijos, o por el uso compartido de ordenadores y material. Iñigo Ortiz Díez de Tortosa, arquitecto y socio-fundador de Ortiz León Arquitectos, señala que la morfología de las oficinas se adaptará para hacer posible la implantación de una serie de medidas e instrucciones que los empleados deberán seguir para garantizar con éxito la distancia social recomendada. Muchas compañías ya trabajan en el desarrollo de los protocolos que deberán aplicarse, tal y como nos muestra la compañía de servicios inmobiliarios Cushman & Wakefield.
Por último, la estructura de los nuevos edificios de oficinas deberá tener en cuenta dos nuevos inputs: multifuncionalidad y las zonas abiertas. Por un lado, la versatilidad de los espacios que permita una funcionalidad en la que se pueda adaptar el entorno a las nuevas necesidades: desde el almacenamiento de material hasta la medicalización de la oficina.[2]
Ve el video de los 6 pasos propuestos de sana distancia en la oficina
https://www.cushmanwakefield.com/en/netherlands/six-feet-office